I LOVE EUSKADI.


Bilbao:

Industrial e intensa, dura de aspecto, pero con un sentido del disfrute que se desborda más allá del caso urbano, por las playas y la exuberancia de una naturaleza verde y jugosa. En esta ciudad la gastronomía se convierte en un arte.

Las recientes rehabilitaciones  han dejado al descubierto la belleza de algunos edificios señoriales ayer ocultos por la grisura industrial y climática, y pretenden convertir la ría- esa joya de la arqueología industrial de poderosa fisonomía- en un espacio para el asueto y la cultura. Lo mismo que la creación del museo Guggenheim que otorga a Bilbao una nueva perspectiva.


Donostia - San Sebastián:


Es sin duda la ciudad vasca más seductora. Antigua estación balnearia, toda ella respira esa elegancia aristocrática estival, tan de principios de siglo. Se extiende en arco a lo largo de esa belleza que es la playa de la Concha, y se deja rematar, a cada extremo  por dos montes de verdisimo ondear: el Urgull y el Igueldo. Junto a las casonas del XIX y a algún palacio, la ciudad conserva un puerto pesquero popular que huele a yodo y salitre, y vibra con crispado sobresalto de gaviotas.

Es festiva y animosa como pocas, volacda al mundo. Cada año se dan cita en ella dos de los principales festivales europeos: el cine y el jazz.

Pero como mejor se toma el pulso cotidiano de esta ciudad entrañable, es recorriendo las tascas de la parte vieja con el "chiquiteo" de rigor y probando, si acaso, unas sardinas, o una dorada a la donostiarra, por ejemplo.