TABASCO. EL EDÉN DE MÉXICO.



Junto al Golfo de México, lindando con Chiapas y Veracruz se encuentra Tabasco, que ubica su capital en una urbe petrolífera, Villahermosa, compuesta por casitas de llamativos colores.

Empezaremos la aventura en la reserva de Yum-Ká, espacio natural que abarca los tres ecosistemas: selva, laguna y sabana. Gracias a un tren se pueden recorrer los 100 Km de sabana entre antílopes, avestruces, jirafas y rinocerontes. 

A pocos kilómetros se encuentra  Villahermosa; la capital y conocida como “La Esmeralda del Sureste”. Es un placer recorrer el mercado o entrar en sus galerías culturales, numerosísimas, pues es una ciudad volcada en el arte y con interés por conocer su pasado, la Cultura Olmeca.
Todo lo que hay que saber de los olmecas, cronológicamente situados entre mayas y aztecas está en el Parque Arqueológico La Venta. Este museo al aire libre fue concebido por Carlos Pellicer “ El Poeta de América”. Es una de las colecciones más grandes de piezas de la cultura olmeca.

Otro de los pilares sobre el que se asienta industria de Tabasco, es el Cacao, el primer productor del país. En sus haciendas el trabajo aún sigue siendo artesanal y la vida continúa como hace cien años.
También se pueden visitar las ruinas de Comalcalco, ciudad maya construida con ladrillos y conchas trituradas que conforman un impactante espectáculo. Desde aquí merece la pena acercarse­­­­ – en lancha – a la desembocadura del Golfo de México, donde encontraremos Kolem Jaa, centro ecoturístico  con cascadas y grutas de agua sulfurosa. Los deportes de aventura así como el senderismo o las Cascadas de Villa Luz son otros de sus atractivos.


Tabasco cuenta con un sistema fluvial creado por las aguas del  Usumancinta y el Grijalva, el segundo río más caudaloso del país y el mayor productor de energía hidroeléctrica, formando una red de manglares extensísima. Muy cerca se encuentran los pantanos del Centla, donde se encuentra el Parque Ecológico Olmeca. En este enclave natural se puede montar a caballo, pescar, buscar cocodrilos, tomar tequila y vivir una emocionante experiencia: el temazcal nocturno, una especie de sauna con piedras calientes en el suelo de una cueva, es todo un ritual terapéutico.